25 de abril de 2024

MENDOZA: ANTE UNA PARITARIA INSUFICIENTE REORGANIZAR LA LUCHA DESDE ABAJO

La paritaria vitivinícola cerró con un acuerdo similar al del año pasado. Según la FOEVA la pauta salarial ronda el 64% entre sumas remunerativas y no remunerativas de forma escalonada con algún que otro bono en negro.

A pesar de parecer uno de los acuerdos más altos, se torna insuficiente para los trabajadores vitivinícolas por la arquitectura con la que se cerró el acuerdo ya que la amplia mayoría no llegará a la canasta familiar durante todo el 2022 y estaría aproximándose al monto actual de dicha canasta recién en enero y febrero del 2023. Todo esto sin tener en cuenta que hay proyecciones de una inflación interanual de 55% como mínimo y que la pauta salarial anualizada no supera el 45%.

La paritaria acordó un valor piso de 28 pesos el tacho de criolla y 34 pesos para uvas finas para la vendimia 2023, montos muy inferiores a los que se están pagando en esta temporada. Esto impacta en las condiciones laborales de los trabajadores precarizados que trabajan a destajo sin ninguna contribución patronal que le dé acceso a la seguridad previsional ni contra riesgos de trabajo u obra social. Ya durante este año los cuadrilleros y cosechadores pudieron elevar el piso del año pasado fijado en 22 pesos para todo ítem llevando el precio de la ficha a 50 pesos para la uva criolla y a 100 pesos para uva fina.

El movimiento vitivinícola que el año pasado desbordó desde abajo no pudo este año irrumpir en la lucha. Algunos de los motivos que podemos analizar es que la conducción de FOEVA ante la experiencia del año pasado se plantó en que la pauta para este año no podía ser inferior a la del 2021, y el empresariado y las Cámaras también hicieron sus aprendizajes y sacaron cuentas de cómo podía impactar una gran huelga en sus ganancias sobre todo con la incertidumbre que genera el contexto de guerra en los precios internacionales. Tampoco ayudaron algunas posiciones que existieron en quienes conducían el movimiento de autoconvocados, golpeando a todos por igual, partidizando la lucha, lo que la llevó a sectarizarse.

La inflación galopante continúa carcomiendo nuestros salarios y mientras las grandes bodegas han facturado millones con las exportaciones, nuestros salarios siguen por debajo de la línea de pobreza. Todo indica que la situación se agravará tanto por los efectos de la invasión rusa a Ucrania que ya ha impactado en la actividad comercial y en el aumento de los precios; como en el reciente acuerdo firmado con el FMI, que no sólo implica legitimar la estafa macrista sino que tendrá como consecuencias ajustes y condicionamientos severos de nuestra economía y nuestra soberanía.

Por todo esto es necesario sacar aprendizajes de la gloriosa lucha del año pasado y de los resultados de esta paritaria, ubicar la necesidad de organizar y unir a los trabajadores, escuchando hasta el último compañero, impulsando el protagonismo en asambleas con delegados con mandatos para que las decisiones sean tomadas por el conjunto. Ante la difícil situación económica nos tenemos que preparar para volver a abrir las paritarias ante la situación inflacionaria, reclamando que el ajuste lo paguen los que lo generaron y no los trabajadores y el pueblo.